viernes, 1 de octubre de 2010

A un amor lejano


Sabes que me viste

en la ausencia de mi alma

en el triste pensamiento

que consume las lágrimas.


Y sin molestia me esquivaste

como si fuera un enemigo

o un nombre sin letras

o una silla vacía.


Pero aún te amo

aunque quede en sueños

la caricia de tu mano:

así lo dicta el corazón.


Pero aún te extraño

cuando no veo tu luz

aproximarse hacia la mesa:

así lo anhela la esperanza.


Por eso confieso:

aunque hayas botado

la confianza que te tenía

todavía espero tu beso.


Porque en el azul profundo

del mar que navego

siempre me roba una sonrisa

la pureza de tu reflejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario