Donde la noche acaba se inicia tu mirada de cielo abierto y
surge el reencuentro, siempre sorprendente, de sol y de vida.
Ensenada de aguas tranquilas, ajena de tormentas y plena de
luz, tu camino corto, sendero a la nada, es tránsito de fe en vacío
que no daña.
Ausencia de sabiduría y también de lucha y ambición,
carencia de destino concreto, ofreces el universo, que ni sabe, ni
lucha, ni ambiciona, ni conoce su fin, pero es reposo y vida de todo
lo que en él permanece.
Donde la noche acaba se inicia el descanso de mi amor en tu
mirada.
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