Un espejo tiene dos caras,
una brillante y luminosa
y la otra opaca y gris
(las dos son del espejo
aunque todos ignoramos la segunda);
también el alma muestra,
nuestro mejor espejo
para saber quienes somos,
tiene dos caras,
y la más gris de ellas,
la más opaca, pero nuestra,
queremos a veces ignorarla,
y pensar de nosotros
(equivocándonos)
que todo lo que tenemos es luz y brillo.
Un gran error de apreciación,
y sin corregirlo,
dejándonos llevar por las apetencias,
no nos conoceremos nunca.
y la otra opaca y gris
(las dos son del espejo
aunque todos ignoramos la segunda);
también el alma muestra,
nuestro mejor espejo
para saber quienes somos,
tiene dos caras,
y la más gris de ellas,
la más opaca, pero nuestra,
queremos a veces ignorarla,
y pensar de nosotros
(equivocándonos)
que todo lo que tenemos es luz y brillo.
Un gran error de apreciación,
y sin corregirlo,
dejándonos llevar por las apetencias,
no nos conoceremos nunca.
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