Nuestros cuerpos extasiados
Que sudaban de placer
Cuando dábamos el alma
Antes del amanecer
Nuestros cuerpos enredados
En la sala, en el sofá,
En la cocina, en el baño
En el piso del desván
No se necesitaban las sábanas
Sin almohadas daba igual
Al unirse nuestros cuerpos
Todo era celestial
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